Santiago.- Santiago.-Fue durante uno de mis viajes a ultramar verificando las prácticas cotidianas de los medios de comunicación en otros litorales, que pude comprobar cómo los celulares se iban convirtiendo en una herramienta cada vez más común en la conducción de programas radiales interactivos y de otras índoles.
Esa experiencia la viví observando las prácticas de difusión de un programa nacional que produce la Cámara Nacional de Radio en Costa Rica (entidad parecida a la ADORA dominicana) y fue justo en esa ocasión que parpé cómo el celular sustituía incluso a computadores para la lectura de contenidos, recepción de mensajes y pautas tanto por parte del público como de los productores, lo cual años más tarde se convertiría en práctica cotidiana en República Dominicana y otras urbes.
Es que el celular, con la posibilidad de acceder a correos electrónicos, mensajes de pin, redes sociales diversas e internet en sentido general, se ha convertido en el nexo actual, instantáneo y cómplice para quienes producen espacios radiales interactivos o de análisis y esa tendencia no puede ser ignorada por el locutor de hoy.
Dicha práctica, constituye el pan de cada día sin que necesariamente un porcentaje significativo de los oyentes pasivos se enteren, puesto que los teléfonos móviles permiten la consulta inmediata de un sinfín de informaciones al locutor de cabina, las que le permiten contestar interrogantes o conectarse a los diarios digitales y proyectar las noticias del momento.
Es que siendo la radio uno de los medios más masivos y penetrantes en el mercado o audiencia de todos los nichos poblaciones, el locutor actual no puede prescindir de él ni quedarse rezagado dejando todo a los conocimientos que haya archivado en su cerebro, por más culturizado que sea, sin que esto conlleve en modo alguno que le estemos sugiriendo depender mayoritariamente del celular para proyectar su programa radiofónico.
Cabe indicar que el comunicador de los tiempos actuales y del futuro cercano, está obligado ya no solo a manejar con excelencia la computación y el internet, sino que debe empoderarse de los dispositivos móviles de comunicación y por consiguiente de las diferentes aplicaciones que le permiten absorber cual esponja lo que el resto del conglomerado pueda transmitirle para que a su vez él lo re-difunda.
En síntesis, esta práctica internacional de insertar los celulares como apuntadores, auxiliares y hasta –SALVAVIDAS- del locutor radial, es una particularidad que no funciona por igual en la televisión, por cuanto las cámaras y la formalidad del trabajo frente a ella delatarían al locutor frente al público, derribando mitos de receptores que le atribuyen la capacidad de vellonera o biblioteca completa al comunicador radial, el cual sin embargo sin descuidar la lectura y la actualización académica deberá siempre –DARSE UNA AYUDADITA CON el teléfono móvil.
Nota:
El autor es comunicador en ejercicio, catedrático de comunicación, marketing, administración, educación y contabilidad.
Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.( epconesimo@hotmail.com)
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