Por: Miguel Ponce
Santiago-Comen en ocasiones, cuando su madre logra conseguir ayuda de sus vecinos, y comparten su hacinamiento sobre colchones tirados en el piso en habitaciones separadas por cartones.
En esas condiciones de extrema pobreza viven en la casa 121 del sector El Ciruelito, las dos niñas especiales Mileidy y Altagracia Ramírez de 14 y 13 años de edad, junto a otros diez integrantes de la familia nativa la comunidad de Elías Piña.
Mileidy ni siquiera pude valerse por sí misma y requiere de la ayuda de la familia para darle de comer y bañarse, Altagracia al menos puede caminar, pero sus condiciones de salud son críticas. Su madre Yomaris Ramírez Contreras, de 34 años y madre de otros dos niños, decidió emigrar desde su comunidad natal en Elías Piña, en el sur profundo, para tratar de conseguir la ayuda necesaria para el tratamiento de sus niñas.
Necesidades
“Ahora mismo lo que necesito es contar con una casa más adecuada, porque en esta ya somos doce. Además de alguna institución que pueda tratar a mis niñas”, expresó Yomaris Ramírez Contreras. Dice que por no estar trabajando, las niñas algunas veces duran hasta dos días sin comer. La vivienda donde residen es compartida con su tía Eugenia Contreras, quien relata la situación por la que están atravesando. “Antes vivíamos en la comunidad de Carreyegua, en San Juan de la Maguana, pero allí, si se come hoy, ya para mañana no hay alimentos, por lo que decidimos venir a esta casita de un familiar”, expresó.
La situación de hacinamiento en que deben convivir las doce personas dificulta más las condiciones de las adolescentes. El pastor Pablo Ureña, quien dirige el programa Niños con una Esperanza, que funciona en Cienfuegos y quien dio a conocer el caso, consideró como una historia escalofriante la que viven estas niñas.
Niñas viven de la caridad de los vecinos
Ureña dijo que en medio de todo este terrible drama, ahora solo se requiere que estas niñas sean rescatadas. En ese sentido, el religioso propone que el Consejo Nacional de la Niñez (Conani) intervenga para que puedan darle el tratamiento que demandan estas adolescentes. Viven en la calle 11 de El Ciruelito y los vecinos las ayudan con lo que pueden.
Fuente: El Caribe
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