Pedro Sánchez, en La Moncloa | |
El tirador, un experto de 63 años, quería vengarse del presidente por la orden de exhumación de los restos de Francisco Franco y ha sido detenido en su casa de Terrassa (Cataluña).
Tenía claro su objetivo: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero también tenía todo lo necesario para acabar con su vida.
Además de ser un tirador experto, el mejor del club de tiro olímpico del Vallés donde practicaba y competía desde hacía muchos años atrás, hasta llegar a convertirse en un gran conocedor en armamento, un francotirador capaz de construir armas, no solo de modificarlas.
A sus 63 años de edad, Manuel Murillo Sánchez, con una personalidad obsesiva y un historial familiar de problemas psicológicos, se obcecó contra el líder socialista tras conocer que se iban a exhumar y sacar del Valle de los Caídos, los restos de su admirado Francisco Franco.
«Un lobo solitario»
Tras conocer esta nueva propuesta de Pedro Sánchez, este vigilante de seguridad privada —con licencia de armas por su profesión y afición deportiva— empezó a buscar compañeros para acabar con la vida de «ese rojo de mierda», tal como escribió en un reducido grupo de WhatsApp.
Cabe remarcar que este individuo nunca había participado en actos violentos, a pesar de que frecuenta ambientes ultraderechistas, motivo por el cual no tenía antecedentes policiales de ningún tipo, así que era muy difícil que los Mossos d’Esquadra se fijaran en él, puesto que no llamaba demasiado la atención.
Es decir, en argot policial, era sin duda «un lobo solitario». Una fuente cercana a la investigación relata que este hombre es «un don nadie con permiso de armas, cuya maestría en el tiro no llamaba la atención, igual que no resultaba sospechoso que llevase pistola, pues la necesitaba para su trabajo».
Un proceso que, actualmente, está llevando a cabo el Juzgado número 3 de Terrassa (Barcelona), ciudad donde nació y también residía cuando fue detenido por los propios agentes de los Mossos d’Esquadra hace tres semanas atrás.
Una usuaria de WhatsApp dio la voz de alarma
La encargada de dar la voz de alerta fue una usuaria de un chat cerrado de WhatsApp, al comprobar que el detenido pasaba de lanzar amenazas contra el líder del PSOE a solicitar apoyo logístico para cometer un atentado contra el presidente del Gobierno.
El detenido confesó a seis de sus contactos que no sabía utilizar demasiado bien Internet y les pidió ayuda para obtener la agenda de actos del presidente, así como su localización concreta.
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Además, el hombre tenía claro que no le importaba ser capturado tras llevar a cabo su plan: «Estoy dispuesto a sacrificarme por España».
En ese instante, fue cuando los agentes de los Mossos d’Esquadra recibieron la alerta y empezaron a rastrear al individuo, que aparentemente era un vigilante cualquiera que no pertenecía siquiera a una agencia de seguridad importante, puesto que cambiaba a menudo de trabajo.
Gran pericia como francotirador
Todo cambió al descubrir su gran pericia como francotirador. Entonces, los agentes solicitaron la entrada, registro y detención del individuo.
Y nadie se esperaba lo que encontraron en su casa el pasado 19 de septiembre: 16 armas de fuego cortas y largas, incluido un fusil de asalto militar Cetme, un subfusil ametrallador checoslovaco Skorpion vz. 61, y cuatro rifles de altísima precisión, capaces de matar a un objetivo a 1.000 o hasta 1.500 metros de distancia.
Además, en su vehículo llevaba dos pistolas, una de ellas modificada y completamente ilegal, tal como avanza 'Público'. Tras ser detenido se avisó rápidamente a Seguridad de La Moncloa, pero el Ejecutivo tomó la decisión de ser discretos, así que se evitó comunicar este hecho.
Confesó los hechos al ingresar en prisión
El detenido pasó del Juzgado de Guardia al de Instrucción número 3, puesto que la Audiencia Nacional rechazó este caso porque consideró que no se trataba de una amenaza terrorista, sino una «proposición de homicidio de autoridad, con tenencia ilícita de un depósito de armas».
Actualmente, el hombre se encuentra ingresado en el Centro Penitenciario Brians-2, situado en la localidad de Sant Esteve Sesrovires, cerca de Martorell, donde nada más ingresar, el individuo confesó sus intenciones de acabar con la vida del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Fuente;espanadiario.es
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