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Colmados: negocios que en la RD caminan por carril tecnológico

Los bienes comestibles y no comestibles en los colmados son tan variados como la cantidad. Wilmer Jiménez
Por: Martín Polanco
 
Con los tiempos han evolucionado, hasta llegar a ser espacios en los que se realizan operaciones bancarias
Los colmados de República Dominicana, especialmente los de la urbe, no son lo que eran antes. Es poco probable encontrarse hoy con uno de ellos atestado de gente a la hora de comprar los preparativos para el almuerzo, pero es posible que en las noches haya muchos clientes sentados, abriendo espacio al consumo de alcohol o “echando una mano de dominó”.
Dejaron de ser los típicos negocios de venta de arroz y habichuela, donde algunas personas acudían en el pasado a cambiar huevos de gallinas criollas por “una tercia de romo”, o por algún otro bien de consumo básico, para convertirse en establecimientos donde –incluso- pueden realizarse operaciones bancarias.
En demarcaciones como el Distrito Nacional, las provincias Santo Domingo, Santiago y algunas otras, no siempre es necesario llegar a un local, ni pararse frente a un mostrador a observar el despachador “enfundar” o pesar todo el pedido. Una simple llamada telefónica o un mensaje escrito por WhatsApp, pueden ahorrar el viaje y la espera. Y quien finalmente evita el viaje del comprador al establecimiento es un delivery.
El delivery (reparto o entrega) es parte de la función logística, que tiene por finalidad colocar bienes o servicios en el lugar de consumo (al cliente final).
Datos ofrecidos por el presidente de la Confederación de Comercio y Pymes de República Dominicana, Gilberto Luna (cortados a diciembre 2018), indican que los colmados aportan alrededor de un millón de empleos directos e indirectos a la economía nacional. “Representan una movilidad de personal, entre propietarios, hijos y empleados de alrededor de 500,000 personas”, le dijo el comerciante Luna hace meses al periodista Sergio Cid, en una entrevista donde se abordó el tema.
El primer Registro Nacional de Establecimientos (RNE) realizado en el país por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) y dado a conocer el 22 de agosto de 2016, indicó que en el territorio nacional habían registrados 1,477 colmados y pulperías formales.
Y según el Directorio de Empresas y Establecimientos, de 2017, de los 1,477 colmados y pulperías formales, solo 159 están situados en el Distrito Nacional y provincia Santo Domingo. Se informó en ese momento que Santo Domingo Este era el municipio con mayor concentración de ese tipo de comercio (tenía 88). Tomando en cuenta que pasaron dos años, es posible que ese número haya variado.
Ya es como ir a un banco
Hoy día los colmados funcionan como subagentes bancarios, una figura definida como personas físicas o jurídicas que ejercen actividades comerciales, las cuales son contratadas por las entidades de intermediación financiera para realizar operaciones permitidas, a nombre y por cuenta de éstas, y prestar los servicios financieros. Esto, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento de Subagente Bancario, aprobado por la Junta Monetaria el 14 de febrero de 2013 y sus modificaciones. Los Subagentes Bancarios representan un nuevo canal de distribución de los productos y servicios financieros, que además de los colmados funcionan en farmacias, ferreterías, supermercados y otros establecimientos.
De los 4,401 establecimientos formalizados como Subagentes Bancarios al año 2016, el 24.9% (1,097 establecimientos) correspondía a colmados. Con frecuencia se escucha decir que ahora “lo que menos venden los colmados es comida”. Pero sí lo hacen, y por mucho, aunque algunos con el tiempo parecen haber girado su especialidad a la venta de alcohol. La compra de alcohol es más presencial que la comida, porque a veces se consume en el propio negocio.
Muchos colmados son espacios de encuentros de amigos, especialmente entre viernes y domingo. A aquellos comados que se refiere la gente cuando dice que no venden comida, generalmente son los denominados “colmadones”. Son más para comprar alcohol.
Los colmados actuales suelen tener una gama de mercancías mayor que en el pasado. Es posible obtener en muchos de ellos desde un preservativo hasta una recarga telefónica o un número de la lotería. Y no necesariamente porque tengan una caseta de banca al lado (como también ocurre) sino porque muchos lo hacen directamente. En los establecimientos en cuestión ha evolucionado desde la forma de pesar por libra hasta la de cobrar. En parte de ellos, en capital, Santiago y otros pueblos se puede pagar con tarjeta.

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