Santo Domingo- De naturaleza soy agradecido. Cultivo la virtud. Agradezco al Altisimo, a mis padres y hermanos, a mi esposa e hijo, a la Revolución Moderna, a mi maestro, el Dr. Roberto Fulcar, por el tesonero e infatigable apoyo, por la inagotable paciencia. Inclementes otoños en mi, no los desanimaron. En mi agitada carrera politica, su aliento no me faltó. Los amo.
Querido Yayo, en mi fuero interno tengo como inmerecido privilegio ser tu amigo y compadre. Lo presumo.
Nos vinculó la politica, nos une el reciproco afecto; La ruta encantada de las buenas amistades hoy nos guia por el mismo sendero: asumir nuestros respectivos compromisos en la Dirección General de Aduanas; una prueba más de tantas; desafio patriótico al que valientemente asistimos.
Mi registro anecdótico te recrea en múltiples escenarios: campañas, consejos, victorias, derrotas, alumbramiento de mi unigénito, viajes al interior, talleres, almuerzos, tus cumpleaños, tus pérdidas, y en los actos de extrema solidaridad que nunca te gustó publiquemos.
Hermano, de ti queda mi humilde portafolio de competencias. En aduanas cuentas con un soldado de vanguardia, inquebrantable, pleno de carácter, de alma noble y fuerte, de los que practican con amor los interesantes versos de Gabriela Mistral en su hermoso poema El Placer de Servir:
"Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú....".
En el propósito de un mejor país no desmayemos; como reza el ideario del apóstol Duarte Diez: "trabajemos por y para la Patria, que es trabajar por nuestros hijos y por nosotros mismos.".
Que nuestro sacrificado Presidente se sienta orgulloso de nuestra gestión, que para bien trasnformemos la institución, y que no despreciemos ninguna coyuntura al alcance para desde DGA consolidar el prestigio del Gobierno de la Republica Dominicana, es la macro meta. Cuales quijotes de la inmortal novela, sepamos descansar luchando.
Tengamos bien presente lo pasajero que es el poder. Que la humildad no nos abandone; que la hora de rendir cuentas nos encuentre iluminados como el meridiano, y en comunión con lo correcto. Dios te bendiga. Avancemos.
Marco Baldera
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