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De las parras a la feria del libro de Neiba



Por Manuel Matos Moquete.


Hablar de Neiba es hablar de mis raíces. De esa comunidad guardo inolvidables imágenes de mi niñez. 

 Neiba es la ciudad cabecera de la provincia Bahoruco de la cual mi pueblo natal, Tamayo, es uno de sus municipios. 

Sin embargo, los más motivadores encuentros con Neiba son los propiciados por el aprecio y el cariño. 

Mi admiración hacia Neiba, su pueblo y su historia, comenzó cuando en la escuela me enseñaron los elementos de la historia patria. 

Desde entonces aprendí que grandes héroes de la Independencia de la República son nativos de esta comunidad, como Francisco Sosa, héroe de la Batalla de Cambronal. 

Aprendí también, por el nombre de mi escuela, Apolinar Perdomo, que Neiba había dado, desde fecha muy antigua (1882), a uno de los mejores poetas del país.


Pero, mis vínculos con la provincia y Neiba son más estrechos e íntimos. 

Mi padre Fabián Matos, era oriundo de Galván, otro municipio de la provincia, adonde yo viajaba con él por asuntos familiares y de negocio. 

Esa zona, en general, es un entorno que llevo en la profundidad de mi niñez y de mi memoria.  Durante esos viajes, eran incomprensibles, a mis ojos infantiles, esas enramadas de parra de los bohíos de tejamaní de los campesinos de Galván.

No entendía si esas enredaderas de donde pendían famélicos racimos de uvas incomibles eran de adorno o para combatir el sol implacable. 

Pero poco a poco, gracias a la testarudez de la esperanza, la vid se trasladó a los surcos y la uva soñada se hizo realidad.

Muchos años después, estuve en Neiba en una actividad educativa. En el acto de cierre de esa actividad observé un hecho insólito: la mesa principal estaba decorada con enormes racimos de uva y orondas botellas de vino.

 No pude detener mi emoción. Las botellas sobresalían en el ambiente, con sus corchos, sus etiquetas y sus leyendas llamativas, opacando las cosas propias de la naturaleza educativa del acto. 

Parecían doncellas en busca de pretendientes. Quién hubiera apostado a ese milagro. Hubo que esperar muchos años derrochando paciencia y hacerse el tonto y el ridículo antes de ver los frutos de la obstinación y la esperanza. Hasta que brotó el caldo de los dioses: el vino. 

En adelante, todos acudimos a celebrar alzando la copa. Con ternura y orgullo disfrutaba la sensacional noticia.


En años aún más recientes volví a Neiba, cuando fui honrado con la distinción de que se me dedicara la 1ra. Feria Municipal del Libro y la Cultura de Neiba 2013. Debo ese honor al equipo de intelectuales y gestores culturales que organizó la feria, coordinado por Nouel Florián. No perdí la ocasión para expresar mi aprecio a esa comunidad a la que me unen, además de los vínculos señalados, la amistad entrañable de   ilustres neiberos, entre los cuales debo mencionar a los hermanos periodistas Eurípides (don Yiyo), Silvio y Emilio (Emelín) Herasme Peña, el escritor y académico Julio Cuevas y el luchador por la democracia Radhamés Méndez Vargas.

Esa vez, me sentí doblemente gratificado durante mi estadía en Neiba porque pude renovar los lazos con Radhamés Méndez Vargas, hoy fallecido, presente en el acto de inauguración de esa 1ra. feria de libro de Neiba. Las palabras pronunciadas en presencia de Radhamés, a quien había visitado años antes en su residencia adonde se había retirado aquejado del cáncer que le arrebató su heroica vida, fueron la manifestación del aprecio y el tributo que profesé al amigo y al gran dominicano, agradecido de sus grandes aportes al país.

De Radhamés es mucho lo que tengo que decir; pues, a él me unían vínculos de amistad; había aprecio recíproco entre su familia y la nuestra. Desde los años iniciales de la democracia dominicana en 1961, luego del ajusticiamiento de Trujillo, Radhamés fue un denodado luchador por la libertad del pueblo dominicano. Fue la época en que lo conocí en la capital, ambos residíamos en una misma pensión en el barrio San Antón. Neiba debe sentirse orgullosa de este hombre por el gran valor que representa, como ser humano y como defensor de las mejores causas sociales y nacionales.


En estos momentos, la Fundación Cultural Tierra Blanca anuncia la 8va. Feria del Libro de Neiba 2021, dedicada a Julio Cuevas. He visto, en la continuidad de la feria del libro de Neiba el compromiso de esa comunidad con su historia y sus aspiraciones de desarrollo. Es el compromiso que siempre ha asumido con sus grandes desvelos, como las gestas patrias del siglo XIX, las parras y el vino de hoy, las valías de ilustres intelectuales y escritores de siempre y la contribución a la lucha democrática del país, sin tiempo.


La dedicación de la 8va. Feria del Libro a Julio Cuevas me llena de júbilo. Cuando como yo, se conoce hoy y se observa al amigo y colega en su larga trayectoria; en su humanidad y sus aportes como intelectual, escritor, promotor cultural y profesor, entendemos que él es el mejor ejemplo de sublimación de las potencialidades de Neiba. ¡Enhorabuena!


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