¡Con los subsidios sociales NO Omar !
Por Abril Peña
Fui de las primeras en aplaudir las declaraciones del senador Omar Fernández. Creo que se anotó un tanto al poner sobre la mesa la necesidad de restablecer la indexación salarial.
Lo cierto es que la franja de la clase media en República Dominicana es una de las más golpeadas: no recibe beneficios de ningún tipo, y lo poco que debería percibir por ley —como la indexación— ha sido ignorado por todos los partidos políticos.
Sin embargo, confieso que pasé por alto un pequeño detalle que luego visibilizó el buen amigo Yayo Sanz Lovatón en sus redes sociales, entre las posibles soluciones que mencionó el senador, se desliza una vieja costumbre de nuestra política económica: vestir un santo desvistiendo otro. Y en este caso, ¡vaya santo! uno de los que más se necesita y que no debería tocarse bajo ninguna circunstancia: los subsidios sociales.
Porque todo se puede revisar, cuestionar o reestructurar: Desde las exenciones fiscales a un empresariado voraz que se pinta de pujante y patriota, pero que ha levantado su fortuna con “facilidades” otorgadas por el Estado y sobre empleos de pésima calidad muy mal pagos, en resumen en la costilla de los trabajadores.
Desde la calidad del gasto público y los nombramientos graciosos, hasta la evasión tributaria y la informalidad que siguen siendo ley no escrita en nuestro país, tela para cortar hay mucha yo diría que de sobra. Pero tocar los subsidios sociales, esos que apenas mitigan la desigualdad que las malas políticas generan, sería un error de cálculo político y humano, parecería miedo, parece que opositor al fin piensa que eso podría convertirse en un ejercito, error, si algo demostraron las elecciones del 2020, es que cuando la gente dice hasta aquí, no hay ayuda, sueldo, o pica pollo que valga, lo que sí tendrán es que ganárselo.
De hecho creo falta gente aún en Súperate, Bono Gas, Bono Luz, 14/24 y un largo etcétera de programas sociales que, pasito a pasito durante los últimos 25 años, han ido tejiendo un frágil sistema de políticas sociales que jamás podrán cubrir del todo las inequidades consuetudinarias de un país que aún no logra garantizar iguales condiciones para todos, pero que intenta cada día reducir esa brecha. Esos pesitos tal vez no signifiquen mucho para algunos, sobre todo para el muy elitista Fuerza del Pueblo, pero para otros son la diferencia entre la vida y la muerte.
Al crear políticas públicas —y sobre todo al hacer oposición— hay que recordar que los números en papel pueden parecer fríos y sin alma, pero en los bolsillos o fuera de ellos, pueden ser un camino directo al cielo o al infierno. Con los subsidios sociales no, Omar.

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