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Revolución de la colaboración humana


Por: Hernán Paredes
Las grandes revoluciones en las sociedades construidas por el homo-sapiens se han dado cuando algo permite, y a veces hasta obliga, que los humanos incrementen su capacidad de colaborar los unos con los otros. Así tenemos que con la domesticación de plantas y animales hace aproximadamente 12 mil años, el homo-sapiens pasa de ser cazador recolector y nómada, a asentarse y establecerse creando comunidades mucho más grandes, con lo que surgen nuevos problemas a ser enfrentados para que dichas primeras ciudades pudiesen funcionar, así que para encarar estos nuevos retos nuestros ancestros crean las primeras formas de gobierno, escritura y milicia.

Más aún, los ancestros homínidos de los que desciende el homo-sapiens no eran más fuertes, no tenían feroces fauces con grandes colmillos, o garras afiladas, sino que prevalecieron sobre los tantos depredadores que les rodeaban fundamentalmente con ingenio y la colaboración grupal, y esto es primordial para entendernos a nosotros mismos como especie, pues somos el resultado evolutivo del desarrollo de esa infinita dinámica colaborativa. Cuando se da la revolución cognitiva hace aproximadamente 70 mil años, el ser humano dio un salto cuántico que lo encaminaría a su ineludible destino de conquistar primero el planeta para luego dirigir su mirada al espacio exterior.

Yuval Harari, escritor israelí, afirma que con la aparición del mito (nación, moneda, etc) las comunidades primitivas de humanos podían colaborar a mucha mayor escala, de esta forma un individuo podía establecer relaciones confiables con otra persona en otra comunidad si este compartía su mismo sistemas de valores, como, por ejemplo, cuando dos grupos de humanos creían en los mismos dioses esto facilitaba la colaboración, de ahí que el autor considere que los tres grandes unificadores del homo-sapiens hayan sido precisamente los imperios, la moneda y la religión.

Hoy en día solo tenemos que analizar casos como la invención del internet, el cual fue un esfuerzo concebido para conectar a las mentes más brillantes de las universidades de los Estados Unidos de Norteámerica en tiempos de guerra, y cómo a partir de allí se convirtió en una plataforma mundial que permite que cualquier persona no solo tener en su mano todo el conocimiento humano, sino que también este puede también aportar a dicha acumulación de conocimientos del mismo modo, colaborando así con otras mentes en todo el planeta. Así tenemos casos como la creación de softwares libres como Linux, el Proyecto Genoma Humano, Wikipedia y muchos otros ejemplos más, los cuales constituyeron los primero pasos hacía el siguiente nivel en el desarrollo evolutivo de la forma de colaborar del ser humano. En la actualidad mantenemos comunicación constante con miles, cientos, y hasta millones de personas, a través de plataformas como Whatsapp, Twitter, Facebook, etc., con las que compartimos pensamientos e intercambiamos ideas sobre cualquier tema.

El físico teórico, Michio Kaku, afirma que la humanidad se dirige hacía una era de la abundancia, donde el desarrollo exponencial de la tecnología, catalizada por la actual posibilidad de colaboración de millones de mentes conectadas, mejorará sustancialmente nuestra calidad de vida, pudiendo incluso extenderse los límites de la propia vida humana; y como prueba del futuro que nos espera, plantea que “basta con que nos imaginemos cuáles eran nuestras interacciones sociales hace 100,000 años y las multipliquemos por mil millones” , y Kaku no exagera, si consideramos, entre las variables que intervienen en las proyecciones, los avances actuales en el diseño de poderosísimas computadoras cuánticas y la inteligencia artificial, por mencionar algunas innovaciones.

Algunos ven con miedo lo que le depara el futuro al homo-sapiens, pero yo prefiero verlo como la continuación de nuestra evolución, pero una fundamentalmente impulsada por la selección artificial y el desarrollo tecnológico, a partir de la cual nuestra especie empezará, entre muchas otras cosas, a encontrar respuestas a los grandes problemas fundamentales como la pobreza y las enfermedades congénitas, catastróficas y degenerativas, por mencionar algunos retos.

Definitivamente vivimos tiempos extraordinarios de nuestra historia, tiempos que serán recordados y estudiados minuciosamente por los humanos del futuro. Algunos hablan de una 5ta. Revolución Industrial, pero detrás de todo esto lo que estamos viendo en realidad es un incremento exponencial, a  niveles nunca vistos, de nuestra capacidad de conectar nuestros cerebros para colaborar y seguir desarrollando extraordinariamente nuestra especie.




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