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Inundaciones en Manoguayabo tras el paso de Grace



Casas inundadas, vías intransitables por las aguas y basura regada por doquier es un panorama que están acostumbrados a ver los habitantes de Juan Guzmán, en Manoguayabo, y la cañada de Guajimía, en Reparto Rosa, ambos en Santo Domingo Oeste, cada vez que ocurren fuertes lluvias como las que provocó ayer la depresión tropical Grace.

En Juan Guzmán, donde los caminos no están asfaltados, las precipitaciones que trajo dicho fenómeno natural los volvieron un lodazal y aquellas viviendas construidas por debajo del nivel de la vía pública resultaron anegadas casi en su totalidad.

Empero, algunas de las casas que sí están a la altura de la calle también se vieron afectadas por los grandes charcos que se formaron en su frente, lo que dificulta a sus moradores poder trasladarse hacia otra parte.

Explicó que esto sucede cuando el río Manoguayabo se desborda, llena las cañadas y una de estas “se mete en el barrio”.

“Por más relleno que le echen, si pasan uno o dos días de agua, esto se pone que nadie puede salir y todo el mundo tiene que faltar a su trabajo”, dice.

Señala que esas masas de agua, que duran hasta dos semanas para secarse, causan sarpullido a las personas que entran en contacto con ellas. Justo cuando decía estas palabras, un niño de la zona se metió en uno de los charcos.

Ortiz afirma que el alcalde de SDO, José Andújar, empezó una intervención del área con unas retrocavadoras, pero luego esos trabajos quedaron paralizados.

Peligro bajo los pies

En el entorno de la cañada Guajimía, donde se ha levantado toda una urbanización encima de esta, el flujo constante de las aguas debilita estructuras como calles, paredes y el suelo de viviendas y negocios, un problema que cobra aún más fuerza cuando las lluvias y vientos de un fenómeno meteorológico están al acecho.

Ayer, esta cañada se desbordó en un área cercana a la casa de Vicente Florián y Marcelina Rodríguez, lo que levantó parte del suelo de la cocina y los obligó a hacerle dos hoyos a una pared contigua para que las aguas, que alcanzaban un metro de altura ahí dentro, pudieran salir.

Estos esposos dicen que en la casa que está arriba de la suya, las personas, entre ellas cuatro niños, tuvieron que salir por la ventana porque ya tenían “el agua al cuello”.




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